viernes, 4 de mayo de 2012

La diferencia entre el rollo electoral y el discurso de género…




Desafortunadamente, y a pesar de las campañas más abiertas y debatidas que hemos tenido en los últimos veinte años, seguimos padeciendo el lenguaje neutral en los discursos electorales, y pocos utilizan lo que yo llamo “discurso de género”.
La neutralidad en el discurso, en el lenguaje y en el actuar es una forma reconocida de violencia sicológica. Cuando decimos, por ejemplo en casa “quiero mucho a mis hijos”, estamos neutralizando, y no diferenciando, porque comúnmente como hijos entendemos a los niños y niñas del  hogar. Sin embargo, el vocablo “hijos” es un término masculino, que excluye veladamente a lo femenino.  En cambio, utilizamos discurso de género cuando decimos “Quiero mucho a mi familia”. Familia es un vocablo incluyente, donde caben todas las personas a quienes prodigamos nuestro afecto, sin distinción de sexo o condición.
No confundamos el discurso de género con las paparruchadas foxistas de abusar en el lenguaje de las y los términos para pretender incluir a todos y a todas. Vaciladas de este tipo son incluso lenguaje machista, que pretende tomar en cuenta al género femenino por la simpleza de mencionarlo en el discurso. El género se entiende como un rol asignado socialmente a cada persona. Y así como hay rol femenino y masculino, también existe el rol del bombero, o del policía, o de la enfermera, ya que la sociedad espera que cada uno actúe y responda con ciertas aptitudes en su desempeño social. Ahí está el detalle, dijera Cantinflas.

El rol femenino se identifica con “la señora de la casa” o con “usar falda pero gobernar con muchos pantalones”. Es decir, el valor de una mujer se asienta en cumplir con las tareas domesticas asignadas socialmente en forma exclusiva al género femenino, y gobernar y ejercer el  poder se asocia con una característica masculina, como usar pantalones. Perdón, pero su servidora, ni es la señora de la casa por lavar trastes ni es abogada por “usar pantalones”. 

El discurso de género es un discurso de compromiso, que diferencia y puntualiza, que incluye y compromete. Seguramente por eso no lo utilizan en las campañas electorales. En primera, por que los candidatos y candidatas desconocen a su electorado, y en segunda, porque confunden promesa con compromiso, siendo fieles al refrán “prometer no empobrece, dar es lo que aniquila”. 
Y va un ejemplo. Mi amiga Paty Cánovas, en rollera entrevista con mi estimado Nicanor Badillo, prometió “legislar” cuando sea diputada por el Tercer Distrito Electoral de Veracruz.  Muy bien, porque seguramente ella será la próxima diputada que represente a Tuxpan en el Congreso. A pesar de su discurso neutralizante,  es la más coherente entre el Chilango Incomprendido y el Dr. Doolitle Tuxpeño (por aquello que es médico pero trabaja con animales).

Pero volviendo al punto, te pregunto Paty, legislar….¿para qué?...¿para quién?....Dejando atrás la vaguedad de “legislar” así nomás por ocurrencia, te encargo que legisles, por ejemplo, para regular a las sociedades financieras (Compartamos, Finsol, Micronegocios Azteca, etc…), que se han convertido en el azote de muchas mujeres, en su mayoría madres solteras o en condiciones de pobreza muy lamentables. Las sociedades financieras con esquemas solidarios no son reconocidas como instituciones de banca y préstamo, por lo que no las supervisa la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y no están sujetas a reglas claras para la cobranza en caso de cartera vencida, como los bancos.
Entonces, si una dama se involucra en un grupo de financiamiento, de al menos diez mujeres, obtiene un financiamiento gradual de dos mil a cinco mil pesos, bajo un esquema de solidaridad, que se traduce en que todas las integrantes del grupo se hacen responsables, sin que haya juicio o demanda judicial de por medio, de los “créditos” que alguna de ellas no pague. Como quien dice, se cobran a lo “chino”. Por ello, aunque hayas cumplido con tus pagos semanales, sufrirás el acoso y groserías de los agentes de las financieras, que deveras se pasan de verde con la señoras, llegando a los insultos y hasta los jaloneos, para que se pongan al corriente con los pagos con amenaza de cárcel o embargo.

Urge, Paty, por eso, meter en cintura a las financieras, incluir en la ley que estos mecanismos de financiamiento sean supervisados y sancionados para evitar estos abusos, que orillan a las personas a comprometer su patrimonio para pagar una deuda que no es suya, o incluso, sin temor de exagerar, al suicidio. Ora que seas diputada, revisa la legislación al respecto y elabora tu proyecto de reforma. Muchas mujeres de tu Distrito te lo agradecerán.
¿Ya ven que si hay diferencia entre el rollo electoral y el discurso de género?
Usted apreciable lector ¿Qué opina?
Hasta la próxima.

martes, 1 de mayo de 2012


TIENDA DE RAYA…
LO QUE FALTA EN LAS CAMPAÑAS…
Más grises que calcetines viejos, están las campañas para la diputación federal y la Presidencia de la República. Y puede ser por dos cosas: viejos son los esquemas que se siguen promoviendo como promesas electorales, y grises, oscuros son los candidatos y candidatas que encabezan las fórmulas partidarias que buscan el voto.
Todos y todas las que aspiran a algún cargo popular pretenden representar al pueblo gestionando programas asistenciales, vales de medicinas y apoyos para madres solteras y personas de la tercera edad. Pero ninguno habla de tareas fundamentales como gobernar y legislar que deberían distinguir a quien habita ya sea el Palacio Nacional o se acomoda en un curul en el Congreso. Los candidatos no incluyen en sus discursos tareas porque, simplemente, no tienen idea alguna de lo que realmente significa gobernar o hacer normas.
Gobernar significa dirigir, programar, distribuir y equilibrar las fuerzas sociales que conviven en una sociedad para lograr la armonía y la paz pública. Gobernar hoy se confunde con criticar y romper, desmadrar y ceder espacios a los poderes fácticos ante la incapacidad e ignorancia de quien “desgobierna” este país.
Y de legislar, ni hablamos. Tragedias como la pasada del accidente carretero en Álamo Temapache nos debería llamar la atención  en el sentido de que, como ya se alertó en algunos medios, nuestras leyes permiten el tránsito de unidades pesadas del doble de tonelaje que en países desarrollados como Canadá y países europeos. ¿Son mejores aquellas leyes que las mexicanas?  La respuesta es un rotundo no.  La diferencia es que en los países desarrollados, los diputados no se dedican a repartir juguetes y mochilas de casas de préstamo, se dedican a hacer leyes. Leyes socialmente responsables que buscan disminuir el impacto de las fuerzas económicas en el bienestar del pueblo. En cambio, en México, los diputados, en su mayoría, están al servicio de todo el que usted guste imaginarse, menos del pueblo, que curiosamente, le regala su voto cada tres años.
En fin, mi voto sigue siendo izquierdista, voto necio que busca un representante popular que luche por el interés común y no solo el propio. Aunque las actuales campañas no vislumbren más que una nueva camada de diputados comodines, por inútiles e inservibles, y un presidente, otro más, entreguista y limosnero de la economía neoliberal y de los mexicanos más ricos del mundo.
Usted apreciable lector ¿Qué opina?
Hasta la próxima.