miércoles, 20 de abril de 2011

ME VAS A ECHAR DE MENOS...

Enfocarse en las víctimas...

Editorial EL UNIVERSAL
20 de abril de 2011

El secuestro es un delito que ha asolado a las familias de México desde hace más de una década y al cual no se le han hallado soluciones definitivas. Las autoridades responden creando leyes, fiscalías especializadas y nuevas policías; sin embargo la sociedad sigue en espera de mejores resultados.
El año pasado fueron denunciados en todo el país mil 216 secuestros, de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). Si añadimos a esa cifra el cálculo de la CNDH de que 75% de las privaciones ilegales de libertad no llegan a manos del MP, tenemos un problema enorme.
Las personas son renuentes a denunciar por la incompetencia y posible complicidad de las procuradurías y juzgadores. Por ello, parte de lo que hace falta hacer es contribuir a la confianza en las autoridades al garantizar el resarcimiento del daño. Este es un aspecto que —al menos en el papel— está avanzando en el Distrito Federal.
El pleno de la Asamblea Legislativa aprobó ayer la creación de la Ley de Atención de Víctimas de Secuestro, con la que se busca la restitución del pago del rescate, además de indemnización por daños psicológicos y físicos. Los jueces podrán incautar los bienes y dinero de los delincuentes. Asimismo, las instituciones de seguridad social o el empleador cubrirán el salario del secuestrado mientras estuvo cautivo .
Era un absurdo que a pesar de detener a los secuestradores al momento de cobrar un rescate, ni siquiera así le fuera devuelto el dinero a las víctimas. Sin embargo, legisladores y gobierno del Distrito Federal deberán tener cuidado con el manejo de la nueva medida. La razón por la cual este tipo de resarcimiento económico no existe en la legislación federal y en otras del mundo —sino sólo ayuda médica y psicológica— es porque dar dinero es un incentivo para las personas fraudulentas que buscan acreditarse como víctimas sólo con fines económicos.
Las reservas antes mencionadas no implican dejar de buscar la indemnización, simplemente que la ley no deberá permitir esta clase de abusos. Una vez probada la experiencia quizá pueda extenderse a otros estados e incluso a nivel federal.
Por sí mismo un cambio legislativo no reducirá el secuestro ni garantizará el resarcimiento total a las víctimas pero sin duda se trata de una iniciativa alentadora. Lo más que se había avanzado era en la extinción de dominio de los bienes de los criminales , recursos cuyo destino no llegaba a los afectados.
Es de celebrar cualquier esfuerzo que contribuya a que las víctimas retomen lo mejor posible su vida antes del secuestro.

UNA ORACIÓN POR LA PAZ...

Detrás de la Noticia...
Por: Ricardo Rocha

Que, antes que nada, en estos días de guardar le dirijas la luz del entendimiento al cerebro y al corazón del presidente Felipe Calderón.
 
Que le hagas comprender que nadie está atacando lo que él cree que será su gran herencia de gobierno. Que lo que muchos mexicanos hacemos es cuestionar el método —sin estrategia— que eligió en una guerra contra el narcotráfico fallida y perdida. Que ésta no es una afirmación para insultarlo o hacerlo enojar, sino basada en tres hechos incontrovertibles: cada vez hay más muertos, más consumo de drogas y más control del narco en el territorio nacional. Que le recordamos que en su campaña se comprometió a ser el presidente del empleo y nunca el de la violencia. Que por eso no pocos creemos que, ya en la Presidencia, inventó lo de la guerra al crimen organizado para sacar al Ejército a las calles y demostrar quién manda. Para legitimarse luego de una elección tan cuestionada. Que por eso, por su apresuramiento, no empezó por limpiar la casa, es decir los cuerpos militares, policiacos y de procuración de justicia, muchos de cuyos funcionarios y jefes no sirven al país porque están en la nómina de los cárteles; nadie puede ganar así ni siquiera una batalla. Que no se acelere declarándonos también la guerra a quienes no pensamos como él; tiene que ser tolerante e incluyente. Que lo que le pedimos millones de mexicanos es que reenfoque sus prioridades: la obligación fundamental de cualquier Estado moderno es proteger a sus ciudadanos y no necesariamente exterminar a los criminales; menos aun con las balas cruzadas que también matan hombres, mujeres y niños inocentes. Que un solo muerto ya debería dolernos; que ya padecemos 40 mil dolores que además se multiplican en muchos miles más de parientes y amigos. Que admita que en ningún otro lugar del mundo “desaparecen” miles de personas —muchas de ellas a manos del Ejército— para luego del suplicio de la incertidumbre “reaparecer” en la atrocidad de las fosas clandestinas. Que trate de ponerse en el lugar de las empleadas de maquiladoras en Juárez, que tienen que caminar kilómetros de madrugada para volver a casa; de los que saben que tomar un camión en Tamaulipas es jugarse la vida, de las madres y padres que han visto morir en sus brazos a sus hijos por los disparos de los soldados en un retén, de cualquier mexicano de a pie, que vive una realidad muy distinta a la que disfrutan él y sus funcionarios con sus autos blindados, sus escuadrones de guaruras y la realidad vista a través de una laptop o la ventanilla de su jet privado. Que reflexione si de verdad piensa llegar a 60 ó 70 mil o “tantos muertos como sean necesarios”. Que si no le importa pasar a la historia como el presidente de la muerte y la sangre. Que a nosotros ya se nos acabaron las palabras para intentar describir lo que han sido estos años de su presidencia.
 
En fin, que si cree que ya se pasó el tiempo para emprender las reformas fundamentales, como la del Estado, la del modelo económico y la educativa, que son las que en realidad podrían evitar tanta pobreza violenta, al menos debería atreverse a plantear en serio el tan pospuesto debate sobre la legalización de las drogas. Y en lugar de terminar su sexenio en un baño de sangre, operar con inteligencia siquiera el último tramo, con principios de investigación tan elementales como seguir la ruta del dinero, por ejemplo.
 
También que les des la fortaleza, pero no la resignación, a todos aquellos que han perdido un ser querido en estos días de fuego. Como al señor Adán Abel Esparza, que fue el único sobreviviente cuando los soldados mataron a su esposa y a sus hijos en una vuelta del camino saliendo de Culiacán. A los padres de los niños Brian y Martín Almanza Salazar, muertos por la furia insomne y hambrienta de los militares en Nuevo Laredo. A los que sobreviven de la familia de Marisela Escobedo y de tantos luchadores por los derechos humanos que en este país son tan o más perseguidos que los delincuentes. A quienes lloran a sus muertos que cada día brotan de las fosas criminales por montones. A los padres que se angustian por el México que habrán de dejarle a sus hijos. Al poeta sensible y crítico implacable del sistema Javier Sicilia, que sigue viviendo en carne propia el dolor más profundo de todos los dolores, la pérdida antinatura de Juan Francisco, y que ahora, sin proponérselo, se ha convertido en la voz de los sin voz, de todos los que no piden más que lo indispensable en cualquier lugar del mundo: encender la luz y salir a la calle con el propósito de trabajar y sin el miedo a morirse.
 
Porque todos los hombres y mujeres de buena voluntad acudamos al llamado de Javier para esa gran marcha del domingo 8 de mayo rumbo al Zócalo. Una gran manifestación pacífica. Sin insultos ni denuestos para nadie. Tampoco para el presidente Calderón, aunque él se quiera sentir aludido. No será contra él, sino por él, aunque él no quiera entenderlo. Por eso será una marcha silenciosa. Porque ya decíamos que se nos acabaron las palabras. Porque ya le dijimos todas las palabras. Por eso el silencio. A ver si el silencio lo entiende al fin.
Te rogamos, señor.
P.D. Espero reencontrarnos el 11 de mayo.
ddn_rocha @hotmail.com Twitter: @RicardoRocha_MX

Diez sicarios muertos y diez detenidos deja balacera en Veracruz...

Chocan en el puerto fuerzas armadas y delincuentes. Contrastan las cifras del gobierno estatal y de la Secretaría de la Defensa

Doris Castaneyra y Verónica Danell
 

Notas relacionadas

VERACRUZ, 20 de abril.- El gobernador Javier Duarte informó que el saldo del enfrentamiento entre personal del Ejército y un grupo de presuntos delincuentes ocurrido la noche del lunes pasado fue de diez muertos y diez detenidos.
“El saldo hasta ahora, de acuerdo a la comunicación con las Fuerzas Armadas, es de diez presuntos delincuentes muertos y diez detenidos, y hay armamento y municiones ya confiscadas”, expresó ayer por la tarde el mandatario estatal.
Sin embargo, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en el boletín sobre este tiroteo, informó de sólo cuatro presuntos delincuentes fallecidos, sin mencionar detenciones.
“En el marco de la estrategia integral del Estado Mexicano en contra del narcotráfico y la delincuencia organizada, personal militar, en atención a una denuncia ciudadana, la cual informaba que se encontraban personas armadas en un inmueble, procedió a verificar la citada información y fue agredido con disparos de armas de fuego por un número no determinado de agresores.
“En defensa de su integridad física y de la población civil, procedieron a repeler la agresión, falleciendo cuatro agresores en el lugar de los hechos”, informó la Sedena mediante ese comunicado de prensa.
En tanto, también a través de un comunicado, la Armada informó que como parte del programa Veracruz Seguro, la noche del lunes pasado personal naval acudió en apoyo de elementos militares que repelían la agresión cuando también fue atacado, en su caso por sujetos que iban a bordo de dos automóviles.
La primera agresión tuvo lugar en la Avenida Nuevo Veracruz, donde se inició una persecución; la segunda en la Avenida Allende y calle Juárez.
La Armada especificó que al llegar a la calle de Miguel Alemán y el Jobo, uno de los vehículos perseguidos perdió el control y se impactó en la parte posterior de un autobús de pasajeros, “ocasionado que el personal naval colisionara con el vehículo de delincuentes, generándose un incendio donde detonaron dos granadas”.
Los elementos de la Marina auxiliaron a los pasajeros del autobús para que descendieran y los trasladaron a un sitio seguro, en tanto bomberos acudieron a extinguir las llamas.
Cuando el fuego fue controlado, los marinos encontraron en el interior del vehículo “dos cuerpos calcinados, un fusil M-4 calibre 5.56 milímetros, con un cartucho útil y el cargador vacío, un arma que quedó irreconocible por acción del fuego, así como 38 artificios metálicos conocidos como poncha llantas.”
En los últimos minutos del lunes pasado comenzó la balacera en las calles de Río Mayo y Cabo Romaín, en la unidad habitacional Río Medio III, en el norte del puerto de Veracruz, donde los vecinos entraron en pánico porque las balas se impactaron en fachadas de casas y en automóviles estacionados.
De acuerdo con la información, personal militar marcó el alto a un vehículo, cuyos tripulantes no obedecieron y abrieron fuego contra los soldados.
La balacera continuó por las avenidas Ignacio Allende y Miguel Alemán, lo que fue confirmado por la Marina.
Con información de Aurora Vega